TEXTOS DE ISMAEL CALA
INSTRUCCIONES:
- Trabaje en el procesador de texto Word.
- Sino tiene computadora y le es fácil trasladarse al colegio. Hable con la directora a fin de que le preste una computadora.
- Si esta a mucha distancia del colegio y debe trasladarse en bus. Debe hacerlo en su celular y enviarlo a un amigo.
- Si debe hacerlo en el celular cambie la rotación del teléfono horizontalmente. Guarde el archivo en la galeria con el nombre del título de cada uno de los textos.
- Utilice el formato que se le brindo en el I trimestre. Para empezar a digitar este texto. Cuidando margenes, espaciado, tipo de fuente y tamaño y títuto. Recuede además incluir su nombre en el encabezado. insertar además hora y fecha.
- El texto : Beethoven o Salieri y el otro Las crisis como aprendizajes para no caer en falsas soluciones. Uno por semana.
- Revise la justificacion del texto. Las faltas de ortografías o los errores y corríjalos. A fin de presentar a su profesora un trabajo limpio y bien presentado.
III SEMANA DE MAYO
IV SEMANA DE MAYO
Las crisis
como aprendizajes para no caer en falsas soluciones
La pandemia
pone de manifiesto el alcance de las desigualdades sociales y la enorme
tendencia a la concentración de la riqueza que existe en el planeta. Esto no
constituye una novedad, pero sí nos lleva a reflexionar sobre las salidas que
han tenido otras crisis globales. En esa línea, la crisis global que aparece
como el antecedente más reciente, aun si tuvo características diferentes, es la
de 2008. Causada por la burbuja inmobiliaria en Estados Unidos, la crisis fue
de orden financiero y se trasladó a otras partes del mundo para convertirse en
una convulsión económica de proporciones globales. También persiste como el
peor recuerdo en cuanto a la resolución de una crisis, cuyas consecuencias
todavía estamos viviendo. Salvo excepciones, los gobiernos organizaron
salvatajes de grandes corporaciones financieras, incluyendo a los ejecutivos de
estas, que emergieron al final de la crisis más ricos que nunca.
Así, en
términos sociales y a escala mundial, la reconfiguración fue regresiva. Suele
decirse que la economía volvió a recuperarse, pero el 1% de los más ricos pegó
un salto y la brecha de la desigualdad creció. Recordemos el surgimiento del
movimiento Occupy Wall Street, en 2011, cuyo lema era «Somos el 99%». Millones
de personas perdieron sus casas en el mundo y quedaron sobreendeudados y sin
empleo, la desigualdad se profundizó, los planes de ajuste y la desinversión en
salud y educación se expandieron por numerosos países, algo que ilustra de
manera dramática un país como Grecia, pero que se extiende
a países como Italia, España e incluso Francia. En vísperas del Foro de
Davos, en enero de 2020, un informe de Oxfam consignaba
que de solo «2.153
milmillonarios que hay en el mundo poseen más riqueza que 4.600 millones de
personas (60% de la población mundial)». En términos políticos globales,
produjo enormes movimientos tectónicos, ilustrados por la emergencia de nuevos
partidos y liderazgos autoritarios en todo el mundo: una derecha reaccionaria y
autoritaria, que incluye desde el Tea Party hasta Donald Trump, desde Jair
Bolsonaro hasta Scott Morrison, desde Matteo Salvini hasta Boris Johnson, entre
otros.
Por otro lado,
si hasta hace pocos
años se consideraba que América Latina marchaba a contramano del proceso de
radicalización en clave derechista que hoy atraviesan parte de Europa y Estados
Unidos, con sus consecuencias en términos de aumento de las desigualdades,
xenofobia y antiglobalismo, hay que decir que, en los últimos tiempos, nuevos
vientos ideológicos recorren la región, sobre todo luego de la emergencia de
Bolsonaro en Brasil y el golpe en Bolivia. A esto hay que
añadir que América Latina, si bien sobrevivió en pleno «Consenso de los Commodities» a la crisis
económica y financiera de 2008 gracias al alto precio de las materias primas y
la exportación a gran escala, poco logró conservar de aquel periodo de
neoextractivismo de vacas gordas. En la actualidad, continúa siendo la región
más desigual del mundo (20% de la población concentra
83% de la riqueza), es la región donde se
registra un mayor proceso de concentración y acaparamiento de tierras (gracias
a la expansión de la frontera agropecuaria), además de ser la zona del mundo
más peligrosa para activistas ambientales y defensores de derechos humanos (60%
de los asesinatos a defensores del ambientes, cometidos en 2016 y 2017,
ocurrieron en América Latina) y, por si fuera poco, es la región más insegura
para las mujeres víctimas de femicidio y violencia de género.
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